Representantes de instaladores, distribuidores y fabricantes debatieron en Santiago acerca del peculiar momento del sector eléctrico, que afronta un vertiginoso proceso de digitalización al que las empresas han de dar respuesta para no quedar fuera del mercado.
Una de las consecuencias de esa transición del mundo electromecánico al digital, según los asistentes al evento, es la necesidad de ciertos perfiles profesionales que, a día de hoy, escasean en el mercado laboral. La cualificación en las tecnologías de la Industria 4.0 y el Internet de las Cosas resulta indispensable para desenvolverse en campos como la ciberseguridad o el análisis de datos, y la formación reglada no parece, por el momento, eficaz a la hora de cubrir esta demanda.
También se llamó la atención sobre la financiación precisa para adaptarse a los cambios e implantar nuevos sistemas, pues resulta evidente la desventaja que las pequeñas y medianas empresas tienen sobre las compañías de más peso y recursos.
Se impone así la necesidad de un proceso gradual, que se apoye en la asociación y colaboración de los protagonistas del sector para lograr una transformación efectiva y menos traumática. El objetivo de la Industria 4.0 es, según palabras del director comercial de MATELEC, Santiago Díez, «fabricar más, mejor y más barato para ser más competitivos y vender más».